sábado, 12 de abril de 2008

Bueno chicos, creo que no pude insertar los videos le pregunto al espcialista en blogs y lo intento nuevamente por ahora s todo. Estudien
Ahora les sugiero ver este video de superación personal de Jhony Lingo, lo ven, lo analizan y el sábEl árbol de lilas María Teresa Andruetto
Para Alberto
Uno
Él se sentó a esperar bajo la sombra de un árbol florecido de lilas. Pasó un señor rico y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de trabajar y hacer dinero?
Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó una mujer hermosa y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de conquistarme?
Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó un niño y le preguntó: ¿Qué hace usted, señor, sentado bajo este árbol, en vez de jugar? Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó la madre y le preguntó: ¿Qué hace este hijo mío, sentado bajo un árbol, en vez de ser feliz?
Y el hombre le contestó: Espero.
Dos
Ella salió de su casa. Cruzó la calle, atravesó la plaza y pasó junto al árbol florecido de lilas. Miró rápidamente al hombre. Al árbol. Pero no se detuvo. Había salido a buscar, y tenía prisa.
El la vio pasar, alejarse, volverse pequeña, desaparecer. Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.
Ella fue por el mundo a buscar. Por el mundo entero.
En el Este había un hombre con las manos de seda. Ella preguntó:
¿Sos el que busco? Lo siento, pero no, dijo el hombre con las manos de seda. Y se marchó.
En el Norte había un hombre con los ojos de agua. Ella preguntó:
¿Sos el que busco? No lo creo, me voy,
dijo el hombre con los ojos de agua. Y se marchó.
En el Oeste había un hombre con los pies de alas. Ella preguntó:
¿Sos el que busco? Te esperaba hace tiempo, ahora no,
dijo el hombre con los pies de alas. Y se marchó.
En el Sur había un hombre con la voz quebrada. Ella preguntó:
¿Sos el que busco? No, no soy yo,
dijo el hombre con la voz quebrada. Y se marchó.
Tres
Ella siguió por el mundo buscando, por el mundo entero. Una tarde, subiendo una cuesta, encontró a una gitana. La gitana la miró y le dijo:
El que buscas espera, bajo un árbol, en una plaza.
Ella recordó al hombre con los ojos de agua, al que tenía las manos de seda, al de los pies de alas y al que tenía la voz quebrada. Y después se acordó de una plaza, de un árbol que tenía flores lilas, y del hombre que estaba sentado a su sombra.
Entonces se volvió sobre sus pasos, bajó la cuesta, y atravesó el mundo. El mundo entero. Llegó a su pueblo, cruzó la plaza, caminó hasta el árbol y le preguntó al hombre que estaba sentado a su sombra:
¿Qué hacés aquí, sentado bajo este árbol? Y el hombre dijo con la voz quebrada:
Te espero.
Después él levantó la cabeza y ella vio que tenía los ojos de agua, la acarició y ella supo que tenía las manos de seda, la llevó a volar y ella supo que tenía también los pies de alas. ado lo comentamos.
Qué les pareció este cuento, cuál es la reflexión, será cierto que todos tenemos un destino y que solo debemos ser pacientes y esperar.
Habla de la sabiduría del ser humano que sabe esperar. Quiero pedirles que me escriban su reflexión qué es lo que ustedes piensan, cómo lo aplican a su vida cotidiana, quiero también su opinión.
El árbol de lilas María Teresa Andruetto
Para Alberto
Uno
Él se sentó a esperar bajo la sombra de un árbol florecido de lilas. Pasó un señor rico y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de trabajar y hacer dinero?
Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó una mujer hermosa y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de conquistarme?
Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó un niño y le preguntó: ¿Qué hace usted, señor, sentado bajo este árbol, en vez de jugar? Y el hombre le contestó: Espero.
Pasó la madre y le preguntó: ¿Qué hace este hijo mío, sentado bajo un árbol, en vez de ser feliz?
Y el hombre le contestó: Espero.
Dos
Ella salió de su casa. Cruzó la calle, atravesó la plaza y pasó junto al árbol florecido de lilas. Miró rápidamente al hombre. Al árbol. Pero no se detuvo. Había salido a buscar, y tenía prisa.
El la vio pasar, alejarse, volverse pequeña, desaparecer. Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.
Ella fue por el mundo a buscar. Por el mundo entero.
En el Este había un hombre con las manos de seda. Ella preguntó:
¿Sos el que busco? Lo siento, pero no, dijo el hombre con las manos de seda. Y se marchó.
En el Norte había un hombre con los ojos de agua. Ella preguntó:
¿Sos el que busco? No lo creo, me voy,
dijo el hombre con los ojos de agua. Y se marchó.
En el Oeste había un hombre con los pies de alas. Ella preguntó:
¿Sos el que busco? Te esperaba hace tiempo, ahora no,
dijo el hombre con los pies de alas. Y se marchó.
En el Sur había un hombre con la voz quebrada. Ella preguntó:
¿Sos el que busco? No, no soy yo,
dijo el hombre con la voz quebrada. Y se marchó.
Tres
Ella siguió por el mundo buscando, por el mundo entero. Una tarde, subiendo una cuesta, encontró a una gitana. La gitana la miró y le dijo:
El que buscas espera, bajo un árbol, en una plaza.
Ella recordó al hombre con los ojos de agua, al que tenía las manos de seda, al de los pies de alas y al que tenía la voz quebrada. Y después se acordó de una plaza, de un árbol que tenía flores lilas, y del hombre que estaba sentado a su sombra.
Entonces se volvió sobre sus pasos, bajó la cuesta, y atravesó el mundo. El mundo entero. Llegó a su pueblo, cruzó la plaza, caminó hasta el árbol y le preguntó al hombre que estaba sentado a su sombra:
¿Qué hacés aquí, sentado bajo este árbol? Y el hombre dijo con la voz quebrada:
Te espero.
Después él levantó la cabeza y ella vio que tenía los ojos de agua, la acarició y ella supo que tenía las manos de seda, la llevó a volar y ella supo que tenía también los pies de alas.

Hola chicos de UPV

En este blog vamos a trabajar algunos contenidos de la segunda unidad
Recuerden que vamos a analizar el papel de la lectura como herramienta de aprendizaje.
Ya en clase analizamos que en nuestros pimeros años la vida se despliega a través de la mirada y que con el conocimiento de las letras ese panorama se nos amplia y nos multiplica la imaginación.
Cuando leemos vemos a través de nuestra imaginación y es así como vamos dibujando en nuestra mente una historia, una época, la propia historia o también una leyenda.
Poder leer es un derecho que es deber.
Poder leer es un placer obligatorio que debería ser más contagioso.
Poder leer es un don que separa y une.
Poder leer es un silencio ruidoso y una imaginación compartida.
El poder de la lectura es entonces una ventana para ver, un oleaje de reflexión, un instante de memoria...una justificación de tiempo.

Qué dicen, ahora los invito a disfrutar de la lectura espero que trabajen muy bien los contenidos de la segunda unidad. ¡Ánimo!